martes, 18 de octubre de 2011

Los visitantes

Unas migas de pan esparcidas por el suelo hicieron sospechar al gato que algún visitante nocturno había.  Hasta que le sorprendió una noche,  mientras el paseandero recorría el comedor con unas migas en los bigotes.

Como todo felino, éste quiso atraparle, pero el ratoncito marrón fue más astuto; inmediatamente se subió al sillón y  esperó.
Pero este gato es de los mininos obedientes, por lo que debió dejar hasta ahí su persecución.
Es que le tengo prohibido que deje pelos en los cojines.


Y al parecer, en las casas de mis pequeños;  irán apareciendo visitantes también.

Si esto sigue así; ¡tremenda batahola que se nos arma!

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