sábado, 10 de enero de 2015

Ovillito

Pasa que yo, la mayoría de las veces, soy entera positiva. No le temo al presente ni al futuro. Con suerte a veces, le pego un ojo en reversa a lo pasado pa` no olvidar, nada más por eso.Y pienso que aprendo, que crezco; como que me hago grande en cada vuelta pa` atrás que me pego. Pero hay otras veces, como hoy por ejemplo, que le temo un poco al presente y al futuro más. Como que se me vienen esas preguntas cabronas, malintencionadas si le queremos decir, y entonces me voy pa` mis adentros. Me quedo como un ovillito listo pa` que el gato se lance y lo haga añicos. Y entonces espero, no sé que espero; el zarpazo tal vez, no sé.

miércoles, 7 de enero de 2015

Empieza el nuevo año

Empieza el año y yo también empiezo. Hace unos días un amigo pintor de muchos años, me comentó que estaba cansado. Cansado físicamente de tanta emocionalidad  desgastada. Cansado de juntar peso por peso y a veces insuficiente, para comprar un pomo de pintura que le gusta. Cansado de  siempre tener que postergar, porque en la familia hay muchas necesidades y el amor no le da opciones porque entonces tampoco se sentiría feliz. Me acordé de una alumna que atesoraba un librito de esos que venden en el supermercado de aquí, y que es el resumen del resumen de la adaptación adaptada de otro libro que se basó en el original de un título clásico; pero ella lo ama porque tiene unos dibujitos lindos y se lo compró una vez su mamá cuando ella estaba cansada de hacer la fila más larga para que su mamá pagara con su tarjeta solidaria todo lo que llevaban en el carrito. Se me vino a la mente después el accidente del pueblo, el último del año, y que después, según las quejas, relatan que el hospital no tenía ni guantes, ni personal que atender al gravemente accidentado y entonces lo derivaron al hospital del otro pueblo cercano, pero no lo quisieron atender, vaya a saber por qué razón y entonces rápidamente y con todo lo que implicó el traslado, debieron llevarlo al hospital central de la ciudad capital. Después, mientras veía a mi pequeña cachorrita cómo buscaba desesperadamente el fresco y bebía agua de mi mano, para tolerar el calor sofocante de estos últimos días, me acordé de los perritos callejeros, esos que terminan muriendo en las veredas humeantes, porque nadie nunca los ve, los escucha, los huele, los siente. Entonces mejor me conecto y leo las páginas que me gustan y empiezo a leer las últimas noticias, que son viejas noticias que siguen sucediendo: expropiación de tierras a los grupos originarios, contaminación, desnutrición y muerte; pero que nadie quiere en verdad enterarse porque total, hay que sólo desear buenos deseos a los que queremos,  porque a fin de cuentas; empieza el  nuevo año.