Es mentira que estamos bien. Si los niños se clasifican, si se miran con desconfianza, si compiten y se avasallan gratuitamente; es porque estamos muy mal.
Nos mienten y a nosotros nos acomoda que así sea...de lo contrario habría que replantearse los actos de mamá, de papá, de la familia entera; de nuestras escuelas, de nuestros gobiernos, de la humanidad.
Es mentira ese discurso instalado que todos somos importantes e iguales, pero como se volvió moda la desnudez del discurso, tampoco importa...mejor tomemos mate, yo lo cebo y tu fijate que la pava esté a punto.