De entre los que asisten al taller de Kamishibai los lunes, hay unas niñas que me aleccionan constantemente.
Son mis abejitas luchadoras.
Yo sé que a veces les cuesta juntar los materiales para trabajar, por eso, como siempre dispongo, no usamos muchos materiales y los que usamos son económicos, se trata de reciclar si podemos y lo fundamental, comprarlos entre todos y compartirlos.
De a poco hemos ido conociéndonos más, ahora que ya somos un grupo reducido y constante. Y entre risas y juegos, cuando nos juntamos salen a la luz algunas cosas de ellas: con quienes viven, cómo viven, las relaciones con sus familiares, la escuela.
Ellas, con su empeño y principalmente su alegría me recuerdan cada lunes que siempre valdrá la pena luchar. Luchar por lo que deseamos, por lo que se nos niega, por lo que nos merecemos. Y que las alas siempre están listas para echarse a volar.