miércoles, 31 de agosto de 2016

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Hace poco me contactó un viejo amigo. 
Hablamos largo y tendido; tras el monitor de por medio; como lo hacíamos en otro tiempo, cuando nos encontrábamos a la salida de alguna parte y terminábamos dejando pasar todas las micros.
Fumábamos dos, seis, infinitos puchos, nos bebíamos vinos muy tintos y abrazábamos interminables sueños y protestas y más sueños.
Por un momento hasta me pareció que el tiempo no había pasado con tanta distancia y ausencia. Y llegué a olvidar mis tristezas de estos días, igual que antes, cuando estábamos juntos.
Reí un montón; en mayúsculas y minúsculas. Y también nos dimos espacio para la franqueza (la posible de contar por escrito). Y cuando llegó la hora de despedirnos, me vino una tristeza inmensa.
-Al final, la vida termina siendo puros descubrimientos, ausencias, encuentros y despedidas- le escribí. 
Y antes de agregar más nada, ganándome de mano respondió:
-Me di cuenta que hoy, yo, le tengo una especie de cagazo a este tipo de vida, tan llena de descubrimientos, ausencias, encuentros y despedidas.

sábado, 27 de agosto de 2016

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Pienso mucho en los encuentros y las despedidas. En la gente que amo y que he amado también. En los que están y los que no. 
Hasta pienso en lo que he sido y lo que hoy soy.
Pienso en los desafíos, en los límites y en el valor.
Tengo una gran ensalada en mi cabeza, pero que creo viene de mi corazón.
¿Habrá tiempo suficiente? -pero el tiempo es sólo una quimera, un sueño inventado- creo que esto último tal vez lo inventé yo o lo escuché, no sé muy bien. 

domingo, 21 de agosto de 2016

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Mi hermano menor me envió fotos de la casa de papá. Y por alguna razón, aún alegrándome la sorpresa, ha quedado mi corazón adolorido.
A veces a los duelos se les debe sorber de a poquito, para que entre sorbo y sorbo el ardor deje un espacio de respiro.
Hay tanta tierra, álamos y nubes que me pinchan  en el centro; como alambres de púa oxidados de tanto invierno cayéndoles encima.

miércoles, 17 de agosto de 2016

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Los colores siempre me generan una especie de alegría. 
Es como un antídoto infalible. 

jueves, 11 de agosto de 2016

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Estoy deseando que mis calados vuelen, que tengan vida más allá de mis manos, de mi mesa, de mi corazón. 
Me quiero aventurar a correr riesgos. Aunque no sé cómo empezar a hacerlo.

lunes, 1 de agosto de 2016

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-"La Betacort Plus va andar bien para que sane la herida. Y ni hay que preocuparse por una cicatriz. ¿Vio que las heridas en las manos se regeneran bien y nunca queda nada?"
¿Pero qué iba a explicarle yo, que siempre, toda herida, termina dejando una marca en mi?