jueves, 29 de mayo de 2014

Un cuento Kamishibai...

Tengo mucho para contar, pero por ahora sólo decirles que estoy muy contenta porque hace un mes la Provincia, a través del Fondo de Desarrollo Ciudadano aprobó mi proyecto: "Un cuento Kamishibai. Ideas sobre violencia de género", gracias al cual este año podré trabajar con niños de entre 8 a 12 años, la temática de la violencia de género y además escribir unos micro relatos e ilustrarlos en la técnica del papel calado ya finalizando el proyecto :) 
Esta es la segunda semana que llevo reuniéndome con los niños, tengo tres bellos grupos, uno especial porque son mis alumnos de mi antiguo taller de Kamishibai que dictaba. 
Todos, los nuevos y los antiguos vienen llenos de energía, con los ojitos abiertos y dispuestos a trabajar.
Por ahora estamos ordenando ideas como ¿qué es y qué determina nuestro sexo y nuestro género? ¿y los juguetes y el juego qué representan? ¿y cuáles son los colores que nos gustan y por qué?
Hasta ahora la estamos pasando muy bien y eso me llena de gusto! 
Tengo varios desafíos todos importantes, cumplir con las expectativas que los niños traen cada encuentro es uno de ellos.

viernes, 9 de mayo de 2014

Buena cosecha

Hemos cosechado buenos frutos, tenido raíces firmes y sanas. Nos hemos asoleado, como tierra en humus, sacado lindos colores en todos nuestros procesos para la maduración. Nacimos varias veces, también casi morimos otras tantas, pero somos de buena semilla y acá continuamos. Mutaremos y seguiremos. Estaremos bien cariño.

(En unos minutitos dejo esta casa, después de casi cinco años. Nos mudamos los tres, como los mosqueteros buenos que somos... y mis morrones!).

domingo, 4 de mayo de 2014

Fue como un flash

Me estaba acordando que mi mamá tenía piel grasa y entonces me preguntaba si yo puede que heredé algo de esa piel una partecita que sea algo o tal vez yo me parezco más a mi padre en todo a lo que pensaba lo que decía o lo que hacía incluso lo que imaginó hacer y por falta de tiempo se le estancaron algunos sueños aunque ahora parece que no es buen tiempo para los sueños a penas y alcanza para dar un medio giro entre las sábanas si con suerte te has despertado a la hora precisa y sin cansancio de ese que te persigue el día entero de tanto pensar cómo llegaremos a fin de mes y pienso que es buena suerte que mi molestia ha cesado como que ya no le hago tanto caso para que no me venga una especie de soponcio como lo que le da a la vecina del fondo cuando el marido no llega y ella sale a buscarlo con los chiquillos a la rastra con el moquillo colgando y mordisqueando un pedazo de pan duro porque se endureció en el horno porque ella lo dejó un poco más encendido y aprovechar así que se temperara la pieza porque se venía cayendo el frío la noche anterior pero ella sabía que el frío más grande llegaba golpeando la puerta y avisando que el Juan se había fracturado la pierna y que no hay plata y que quien sabe cuándo el patrón lo volvería a llamar de nuevo y mientras tanto bebería de ese vino púrpura y ella cebaría uno dos o tres mates y los chiquillos correrían en el patio igualito al que tenía mi abuelita pero no tan amplio porque en esa época los sitios eran amplios pero no daban más de dos pesos por esos sitios y entonces la familia entera se criaba en esos patios en esas casas con esas historias las que al final algunos olvidan porque no tienen buena memoria encienden un televisor en colores y entonces olvidan todo hasta los sueños el frío el sabor del pan amasado calentito y hasta la piel.