martes, 22 de mayo de 2018

En mi mesa se está gestando un títere

Generalmente, Guillo me observa y copia mis labores. Mezcla colores, pegamentos, papeles, pinceles y muchas historias. Aprendió a hacer sus propios juguetes, esos que yo no le compro. Y me gusta mucho eso. Todo eso.
De alguna manera quisiera que él comprenda y haga suya la idea de que no hay límites ni para la creación, ni para la aventura en su cabeza; respecto a sus juegos de niño. Y me gusta mucho eso. Todo eso.
Las mismas cosas que me gustan de Guillo, son las que me he propuesto en mi vida y que me rehúso a perder. Y me gusta mucho eso. Todo eso.
Sin embargo, a veces no soy conciente de mi misma. De los pasos nuevos que voy dando y de los que voy dejando. Hasta que de pronto me detengo y me descubro en una especie de embarcación llena de cosas, algunas un poco nuevas y otras totalmente nuevas.  Y del vértigo de todo eso, decido defender lo caminado y recibir como una ofrenda para mi vida; todo lo bueno que me pueda llegar. No siempre hay puras alegrías, pero hasta en un desazón injusto o justo, siento que me hago un poquito más soñadora y más fuerte. Y me gusta mucho eso. Todo eso.