El teatrillo de colores, de sueños y juegos compartidos con los niños en este primer taller de teatro de papel kamishibai, cerró sus puertas para descansar.
Tengo tan claras y frescas las imágenes de todo este proceso, pero cuando busqué alguna que identificara todo este bello tiempo, me resultó difícil escoger solo una.
Pero como recuento histórico, hay tres momentos importantes que marcaron el principio, el durante y el final:
En la función de cierre nos acompañaron personas muy lindas, por supuesto nuestros familiares y amigos, pero también otra gente de la ciudad que vinieron a vernos. Fue un momento especial y los niños estaban contentísimos.
Tengo una sensación de gratitud por sentirme privilegiada de haber podido hacer lo que me gusta; porque además lo considero importante y útil.
El taller me dio la posibilidad de conocer gente especial y de mostrar mi trabajo a niños y adultos que no lo conocían.
No hay despedidas en serio, porque sin duda nos seguiremos viendo, pero por ahora estos meses de verano, a continuar con otros planes que me llenan el espíritu de energías blancas, blancas.
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