viernes, 15 de marzo de 2013

La historia la armas tu


Y ella levantó la vista y vio que las barreras, casi la mayoría, las había gestado en su propio corazón.
Y entonces respiró profundo y por fin se atrevió.

14 comentarios:

  1. Qué cierto es que nosotros mismos nos ponemos tantísimas barreras y cuando al fin rompemos alguna qué liberados nos sentimos. Cuántas veces me he sentido así, con mi corazón tras las rejas, paralizada por el miedo creyendo que no podría abrirlas. Y qué sorpresas nos llevamos a veces al echar para adelante y atrevernos.

    Besos!

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    1. También me he sentido así, pero lo bueno es que aprendí que siempre vale seguir, atreverse. Y hoy mi frase de compañía es: " Si me caigo, me vuelvo a levantar" y listo.
      Abrazos!

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  2. Pasito a pasito.

    En eso ando también yo.

    Abrazote

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  3. Y vemos que el miedo se desvanece como la niebla porque no tiene más poder que el que nosotros le damos.
    Besos

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    1. Si, y es que el miedo-a lo que sea- adquiere ese poder, poder que no es tal finalmente. Pero darse cuenta lleva su proceso y su aprendizaje. Lo que es bueno, porque cuando descubres ese secreto, ya no paras más.
      Beso!

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  4. Pero qué miedo atreverte a cruzar esa línea...

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    1. Si, lleva tiempo, es tan personal cuánto y cómo, pero pienso que igualmente es necesario para aprender. Gracias por pasar Lorena!

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  5. Hola Yeka,què bonito inicio,porque atreverse lo asocio a empezar por fin a vivir.Un abrazote!!!

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    1. Empezar a vivir como en verdad deseamos, es así. Abrazos!

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  6. Hola Yekita! con esa frase podría empezar la biografía de mis "veintipico". Hermosos zapatitos para andar por los caminos de la vida :) Besos!!

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    1. Ahhh, mis zapatos! viejiiiitos ya, los tengo hace tanto, tanto tiempo, pero me cuesta deshacerme de ellos. Tanto camino recorrido con ellos, tanta agua, tanta tierra bajo ellos...
      Besos!

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  7. Y cómo late nuestro corazón cuando queremos cruzar esa línea y no podemos... el pobre todo asustadito, sin tener porqué.
    A veces tenemos tanto pánico que nos paralizamos a nosotros mismos y sin razón.
    Cuanta razón llevan tus palabras.

    Besos.

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    1. Pero el miedo finalmente no sirve para nada, ni para la prudencia. Besos Maricarmen!

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