domingo, 10 de junio de 2012

Para la pena, toronjil

Si le duele la pancita manzanilla, si le duele el corazón toronjil, si el malestar es una pena menta con azúcar.
Si el bebe llora de noche y duerme de día: tiene el sueño cambiado.
Si el bebe llora, no come y está desanimado: está asustado o lo ojearon.

Estas son ideas cotidianas, que conviven con nosotros desde mucho tiempo atrás. Se lo enseñó nuestra abuela a nuestra madre, ella nos la enseñó a nosotros. Nuestra vecina también nos da algunos consejos, y cuando no podemos solucionar el problema, acudimos donde alguien más experta que nos ayude: la medica o curandera.
En Antropología esto se llama sistema médico tradicional y se refiere a esa manera "informal" de tratarse las enfermedades. Algunas veces con más o con menos éxito. Y en cada cultura, antes y ahora,  están los “especialistas” encargados de sanarnos cuando enfermamos. 
Hoy, podemos ir a un hospital, a un sanatorio, a una clínica; pero también muchos consultan a la médica, la curandera, la sanadora del barrio o del pueblo. Y en otras culturas a su machi, o su me'ica.

Por muchos años, existió (existe) una pugna,por desvalorar el sistema médico informal, que pretendía (pretende) desterrar estas creencias o maneras que tenía (tiene) la gente de tratarse, porque se consideraban (consideran) incorrectas, antiguas, de ignorantes y de indios. Sin embargo, a pesar de  la deslegitimación y del propio avance de la medicina formal; éstas prácticas culturales tradicionales no han podido ser desechadas de la vida de las personas. 
En muchos de nuestros países, antropólogos y médicos, trabajan fuertemente este tema para darle validez a un sistema médico tradicional y generar trabajos conjuntos con el sistema médico formal, que den cuenta de una mirada distinta de cómo se concibe el mundo y de cómo debiera ser la relación paciente-médico; cuyo fin último es lograr el éxito de un tratamiento.
La experiencia de la salud/enfermedad no se mira ni se experimenta de la misma manera en todas las culturas, pero sí se busca el mismo objetivo: explicar el fenómeno que generó la dolencia, darle fin  y procurarle  bienestar al enfermo.

Comprender todo esto y aceptarlo; puede ser muy sencillo o muy complicado; dependerá de cuan respetuosos seamos de la diversidad cultural, porque estemos de acuerdo o no, el mundo es diverso, lo mismo las personas y sus prácticas.

Así estuvo el viaje radial del sábado, programa repetido estos dos últimos sábados, porque he tenido enfermito a mi Guillo.
Y en la música, la Argentina Liliana Herrero, una mujer que canta no solo con su voz, sino con cada gesto.  Hace poco que la descubrí y no podía privar al programa de su compañía, aunque fuera sólo su voz. 
¡Hermosa!


2 comentarios:

  1. Mi abuelo materno vivió 18 años con nosotros...asi que he aprendido mucho de esas sabiduria de la gente de campo...
    de sus remedios, dichos y refranes...
    Mi abuelo era una enciclopedia parlante...y tu post me lo recordo enormemente....

    Un abrazo...¡¡¡

    Déjame que te cuente
    www.dejamequetecuente.net

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    Respuestas
    1. Qué lindo Firenze! Yo también tengo mis mejores recuerdos de mi abuela paterna; componedora de huesos y amante de las hierbas.
      ...Me pregunto a veces, en tiempos como éstos, cómo seremos recordados si llegamos a ser abuelos. Un abrazo!

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