El "dieciocho" personalmente está cargado de recuerdos del sur de Chile. Principalmente de la época de mi infancia, que fue cuando más lo disfruté; partiendo por ayudar a pinchar las empanadas para que no se inflaran cuando mamá las horneaba o freía y luego claro, a comerlas hasta que me cansaba.
Pero todo partía a principios de mes, cuando el sol de septiembre asomaba algunas mañanas y tardecitas, las vitrinas se tornaban tricolores: blanco,azul y rojo, otros más osados adornaban además con ramas para simular una ramadita dieciochera, las radios tocaban cuecas y folclor más que el resto del año y algun músico de arpa se acomodaba fuera de una galería y tocaba su música; rodeado de la muchedumbre.
Generalmente la gente estaba más contenta de lo habitual, ya se olía el ambiente festivo. Pero sin lugar a dudas esa tradición tan campesina de que para el dieciocho hay que estrenar una pilchita nueva, era la que más me gustaba, porque lejos de abandonar las tradiciones, mis papás o mi padrino me llevaban a comprar alguna ropa nueva que yo lucía orgullosa en Fiestas Patrias.
Hoy, a la distancia, recordé y celebré cocinando empanadas y ensaladas a la chilena para acompañar nuestro almuerzo.
Ha sido una linda tarde festiva en familia y más porque a diferencia de los otros años, éste, Guillo comió empanadas sentado a la mesa con nosotros y ese conmpartir con él nos ha llenado de gusto, orgullo y amor.
La verdad que fue una tarde hermosa con ustedes mis amores y fue un delite probar esas riquisimas empanadas chilenas,muy linda la foto ,un besote para mis 2 amores(usted y guillo)
ResponderEliminarPor fín creo que aprendí a hacer el pino de las empanadas, jeje.Una linda tardecita con mis comilones de empanadas.
ResponderEliminarLa foto es bella! nuestro último verano en Chile y esa banderita que invitaba a fotografiarla...una casualidad que me regaló la magia de los momentos.