Que adquieran otra significación.
Que se vuelvan amigables.
Que las sintamos nuestras.
Y hasta porqué no, muchas veces que se acepten con altura de miras.
Apostemos por una vida en colores entonces! La tonalidad se la daremos nosotros mismos.
(Y por supuesto las imagenes son de mis pequeños del taller, en sus historias de gatos y ratones).
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