Todo lo que me regalaron mis niños del taller es muy lindo y útil por lo demás: flores para alegrar a cualquiera y de paso embellecer la casa; un pañuelo para la coquetería que nunca se debe perder y pañitos para mi cocina ¡que siempre vienen de maravilla!
Yo, ni me había acordado, es que durante mi época de estudiante, este día en Chile se celebraba en Octubre, pues la fecha original (11 de septiembre) está teñida de otros recuerdos nada celebrables por allá (Golpe de estado).
Es la primera vez que recibo regalos por este día. Es muy gratificante este gesto, porque simboliza el afecto, el cariño; que no me cabe duda nos tenemos en este bello grupo.
Y aunque no soy maestra de profesión, para ellos lo soy en el taller y lo mejor de todo es que no hay presiones; tratamos de divertirnos, aprender y expresarnos a través de nuestro trabajo.
Ahora, de lo que puedo estar segura es que no tendré excusas para tres cosas fundamentales:
1.- Conservar mi femeneidad gracias al coqueto pañuelito.
2.- Mantener seco y limpio todo en mi cocina.
3.-Lucir mi casa naturalmente bella y aromática, mientras duren las florcitas, que por cierto trataré que duren mucho, mucho.
Se pasaron mis niños!
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