De pronto me calló la ficha. Me golpeó la sien y me dejó adolorida. Después de tanto tiempo, recién me vengo a dar cuenta. Recién ahora, soy consciente de lo verdaderamente permanente. De esas cosas que son mías para siempre. De lo que no cambia dentro de mí; en mis recuerdos y hasta en mi zozobra. Y que lo demás se va volviendo pura retórica. La familia en la que nacemos ¿será pura construcción de palabras cuando pasa el tiempo; si no la cultivamos? ¿Al final terminaremos siendo conocidos lejanos nada más? ¿Y por qué empeñarme en conservar afectos o recuerdos si esto parece una marea en contra mía, aun tal vez sin estar en mi propia contra? Cierro los ojos y pienso en los días fríos en el patio de la Universidad y en el sabor a las castañas asadas en las brazas y la manera simpática que teníamos de cubrirnos para que no explotaran sobre nosotros. Me voy más atrás en el tiempo y recuerdo a mamá cuando nos servía las castañas a la hora que acá le llaman la siesta y que por allá era nuestra hora de tardes de cine. ¿Cómo hago para no sentir desapego y a la vez el apego que me contiene cuando me pregunto, a esta mi misma edad, quien sigo siendo? Por estas fechas tal vez me vuelvo más sensible. A mi vieja, que nunca alcancé a llamarla así porque era muy joven, la extraño y cuando pienso en eso lucho para que mis ojos no se empañen. Me vuelvo una mujer grande, lo sé. Soy un montón de recuerdos y un montón de preguntas. Divago, porque me lo permito todos los días. Salto las posas de agua, porque recuerdo que siempre me gustaba hacerlo. Ahora, no encuentro champas en el camino que me tumben, pero he debido esquivar varios obstáculos. A mi padre, ahora viejo, no le quiero llamar viejo, prefiero decirle papá. Escribo esto y antes de aceptar el enviar lo releo y me pregunto si estará bien dejarlo aquí plasmado. Hay amigos que me leen. Hay historias más entretenidas que seguir. Tengo un mundo en mi cabeza.
Lo has dicho, somos un montón de cosas, un montón de recuerdos, también y somos muchas, muchas veces, muy distintos. El de hoy solidario y apegado y el de mañana tarde, tal vez, más desprendido, herido, desapegado. Somos así, humanos, a veces. Poco bondadosos en ocasiones y amistosos en otras...
ResponderEliminarSaludos y buen día.
Somos un montón de posibilidades ¿no?
EliminarAbrazo!
Toda la razón somos muchas cosas juntas!!besos
ResponderEliminarGracias por compartirlo. Esta es la urdimbre de tu hermosa trama ♥
ResponderEliminarGracias a ti por querer compartir :)
EliminarBesitos multiplicados!
¿Por qué no va a estar bien dejarlo aquí plasmado? Tus palabras son un pequeño homenaje y lo que se queda dentro de ti solo lo ves tú. A mí me ha gustado leerlo.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias Blue :)
EliminarBeso para ti también.
a veces nos damos cuenta que cuando no todo es como quisiéramos, los recuerdos nos ayudan a estar mejor
ResponderEliminarperderse en ellos, como si fuera una meditación, sin pensar en nada, viajar en el tiempo y recorrerlos como si fuesen las estaciones al viajar en un tren, bajarnos en ellas y revivirlos con el pensamiento
vos sos un mundo, y en tu cabeza se encuentra tu propio mundo, si, y estoy segura que a todos los que te apreciamos nos gusta conocerlo, con los recuerdos que nos contás como si fueran los cuentos que nos relataban cuando niños...
Había una vez...
un abrazo mi Yekita :)
Muchas gracias por las bellas palabras. Es bueno compartir con tan bella tribuna :)
EliminarUn abrazo grande!