El boicot de los impulsos

Últimamente cuando escribo me percibo boicoteado. Pareciera que vienen a mi impulsos externos y me poseen. Trato de escribir a gusto y a veces sufro; pero no de sufrimiento; sufro de impulsos. Por ejemplo piénseme ud. queriendo escribir sobre el sentido del sonido; el claro y decidido sentido del sonido de una nota cualquiera y entonces inmediatamente el impulso me frena y termino detenido en la caída de una gota de lluvia destilada por el roído techo viejo de mi casa. "Habrán notas allí"-dirá ud. y en cierta medida las hay, pero yo dispuesto a hablar del sentido formal de ciertas cosas, me enfrento al boicot de los impulsos de la magia de ellas mismas. No sé si esté en lo correcto, pero la otra noche me pareció oírles un tono insidioso, algo así como la amenaza clara del fin de los análisis; como presagiando el exterminio de mis costumbres; las de limar la punta de mi lápiz, morderle la goma amarillenta y disponerme a resolver mis teorías. Si esto llega a ser cierto, que al menos me dejen el hábito de morder la goma luego de limar su punta con la navajita plateada que heredé de mi abuelo.