jueves, 6 de junio de 2013

Tu viento norte golpetea en mis bordes

Compartían el mismo huerto. 
Generalmente cuando el viento soplaba de norte a sur, ella lograba verle en parte, mientras se balanceaban las ramas de su árbol.  Él en cambio, curioso, mientras a penas la brisa golpeteaba los copos altos, gustaba buscarla sin que ella lo notara. 
Solían ambos, despedir a los demás que partían. Algunos lo hacían por la mañana, cuando el sol apenas comenzaba a alumbrar, mientras que otros preferían el mediodía, ya con tierra tibia que pisar o la medianoche; cuando la fuerza del viento en el lugar no precisaba prudencia.
Cuando ella partió, él la miró y enmudeció. El sol le pareció grosero y del verde intenso fue volviéndose amarillento con ribetes marrones tristes. El cielo ya era innecesario y entonces agarrarse a la altura un sin sentido. 
Por eso, cuando el viento del norte apareció con fuerza y  golpeteó sus bordes, él,  pensando en ella; se soltó. 

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