Novatos, pero con todo el entusiasmo de la mañana, apretamos la bandera bien fuerte para que no se nos escapara de las manos. Caminamos orgullosos y en silencio, paso a pasito junto con la señorita y los compañeros.
Es que no era para menos; esta fecha había que festejarla como Dios manda. Y entonces con galera y escarapela celeste y blanco; hacíamos juego con las nubecitas que despejaron el día, ventoso, pero con una luminosidad digna de revolución de época.
Y el sentido patrio nos siguió a casa todo el día, porque la experiencia de salir a la calle con los nuevos amigos, los accesorios y el ánimo general; parece que nos gustó mucho, mucho.
-¿Y mañana volvemos al desfile mamá?-
(Si supieras corazón que esto de ser mamá me ha vuelto hasta convencional).
Y he de confesar que lejos de lo que alguna vez imaginé, estos momentos se me vuelven bellos compartirlos con Guillo.
Ay, ser madre te cambia tantísimo. Mucho más de lo que jamás puedes llegar a imaginar antes. Te pone es verdad un punto convencional, pues ves cómo disfruta y te merece la pena. Si yo te contara...
ResponderEliminarFelicidades por un bonito día en compañía de tu pequeño!!!
Besos!
Ana.
Cierto, cierto.Yo constantemente me sorprendo haciendo cosas que antes tal vez hasta dije que no...pero los hijos te cambian y te cambian para bien pienso yo. Una vez, no sé donde escuché a un padre decir que con la experiencia de su hijo hasta perdió la verguenza y si tiene que hacer de payaso en medio de la calle lo hace por él.
EliminarAna gracias por pasar por aquí!Un abrazo.