Hola jardín!

Con Guillo hemos estado viviendo nuevas experiencias...tan nuevas y únicas para ambos, que nos ha hecho más cómplices también. 

Puede que para muchos, asistir al jardín sea una  cosa tan simple y natural y para otros toda una revolución familiar.  

En nuestro caso, no ha producido un revuelo familiar, pero si un cambio importante en nuestros hábitos cotidianos (los míos y los de Guillo).  Ahora nos levantamos más temprano ¡y salimos ya de tempranito!, eso es un evento que hasta ahora se ve divertido.  ¡Y no vamos a cualquier lugar! vamos a "la escuelita" a ver a "los chicos" y a la "señorita Verónica".  Además llevamos la mochila nueva y un delantal, aunque...mamá no tiene uno. 

Por ahora, jugar, jugar no lo hacemos mucho, es que hay que habituarse, pero a la señorita le gusta cantar mucho y parece divertida. 

Al trencito, aún no le damos con el ritmo, pero tímidamente nos tomamos del hombro del compañerito.

Hay unas mesas y sillas pequeñitas, ¿pero... y los lápices para dibujar?...¡aún la señorita no nos da lápices!

¡El tiempo se nos pasa volando! una hora de "adaptación" por ahora, para ir conociendo a los compañeros, a la señorita y la sala.  Todo está perfecto...a menos que mamá desaparezca.

Me llena de ternura mi pequeño.  Siempre he pensado que este proceso puede ser tan difícil para él como para mi (sin duda que muchas mamás me comprenderían).  No quiero que lo traten mal, que se pelee con los compañeritos, que le peleen a él, que se sienta solo, triste o mal...¡si, si!, mis inseguridades, mis miedos, mi sobre protección, lo sé, pero en ningún caso se lo transmito, pero lo pienso, claro.  

Lo veo crecer en esos detalles diarios; en casa o cuando salimos se porta mal algunas veces y tengo que llamarle la atención, cada día se muestra más autónomo, más decidido, pero ahí sentado en la sillita con su delantal y medio tímido me llena de dulzura...¡hay!¡hay! que no sea difícil el despegue.Que salga todo lindo.