sábado, 25 de abril de 2015

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Tengo la sensación que a veces me enmaraño sola en mis propios pensamientos.  
Y que me quedo prestándole atención a ciertas cosas,  más de lo que vale la pena.
Y en esos momentos me siento apesadumbrada. 
Pero luego, como la vida es cíclica y los pensamientos también; recupero parte de mi centro y me permito proyectar, hacer y disfrutar.
Hoy por ejemplo, pienso en el placer de las nimiedades (al ojo simplista que las ve) como comerme un helado con Guillo a la salida de su escuela. O ver terminadas las cosas que tejo con esmero. O el beso que recibo en las mañanas. O levantar los papeles picados que voy acumulando en la mesa con mis calados que tanto adoro.

6 comentarios:

  1. Es que los pensamientos son así van de rama en rama continuamente y hay que procurar calmarlos o nos derriten; hay que calmarlos a base de pulmón.

    Un saludo y buen día!

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  2. Lo que sucede es que son precisamente esos pequeñísimos momentos lo que hace la vida más hermosa... disfrútatelos!!

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  3. Me siento identificada con lo que nos contaste!!besos

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  4. no hay nada nimio...recuerdas lo que le dijo el gorrión a la paloma?

    también adoro tus calados! :)

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  5. Estoy de acuerdo contigo, vivimos rodeadas de pequeños actos de amor cotidianos que nos llenan el alma.
    Hacía tiempo que no te visitaba, me gusta cómo escribes. Un abrazo.

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  6. Me acabo de dar cuenta que nunca respondí a estos comentarios!
    Muchas gracias a todas!

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